Ahora que llega la próxima edición Arpaplus 2020 estoy dándole vueltas a las razones por las que nos animamos a competir y creo que esto puede ayudar a que algunos alumnos se atrevan a dar el paso para futuras ediciones y otras competiciones.
Apuntarse a un concurso muchas veces da miedo porque pensamos si vamos a estar a la altura respecto a otros concursantes, o lo que pueden pensar de mi quienes me conocen si no gano.
Pero hay muchas buenas razones para decidir participar en un concurso:
- Tener una motivación para practicar. El hecho de tener una fecha concreta y un número determinado de obras nos ayuda a practicar porque lo estamos haciendo con una meta, y no simplemente porque sí.
- Conocernos mejor: la comparación con otros arpistas nunca es mala si observamos cómo tocan los demás para tener una referencia de en qué punto estoy yo y a dónde quiero llegar. De nuevo, esto nos servirá de motivación e inspiración.
- Además puede ayudarnos a subir nuestra autoestima: si nunca has escuchado a otros alumnos de tu curso, puede que pienses que tú no vales. O lo contrario, para poner los pies en la tierra:si en tu conservatorio no tienes alumnos de tu curso quizá tengas una visión poco realista de lo que haces y creas que eres ¡el mejor arpista del mundo!.
- ¡Ganar un premio es chachi! Tener esta ambición también motiva muchísimo a la hora de practicar y está bien tener deseos que alcanzar. Siempre que no se tome como algo obligatorio: «tengo que ganar». Porque ganar no depende sólo de nosotros; hay muchos factores que no podemos controlar: aunque ese día toquemos nuestro mejor concierto, puede que otro participante también toque su mejor concierto o al jurado le gusten más las obras que ha presentado otra persona, y si vamos pensando que tenemos que ganar, que es obligatorio, la decepción puede ser muy grande.
- Ideas nuevas: escuchar a arpistas de tu curso, o de cursos superiores contribuye a que conozcamos más repertorio e ideas musicales.
- Hacer amigos.
- Pasar un fin de semana con la familia arpística.
- Afán de superación: la competitividad mal entendida produce frustración y enfados, aunque sí hay algunos alumnos que ante una competición se crecen, pero lo ideal es querer ser mejor que uno mismo cada año, crecer musicalmente de un año a otro y no sólo para ser mejor que los demás.
- Tener una oportunidad de compartir tu música con el público. Cuando nos subimos al escenario del concurso, si pensamos en hacer la música más bonita de que somos capaces en ese momento y con nuestras habilidades actuales, habremos ganado seguro, porque haya premio o no, te irás a casa con la sensación de haber disfrutado y haber transmitido eso al público.
- Conocer tus puntos débiles. Poder contar con los comentarios del jurado después del concurso es una información valiosísima para continuar mejorando.
- ¡Viajar!
Para mí, como profesora, el hecho de que hayáis preparado un programa y estéis listos para presentarlo ante el público ya es todo un éxito, y podéis sentiros orgullosos del trabajo realizado. ¡¡Enhorabuena y que disfrutéis en el escenario!!