Acrobacias

¿Alguna vez tenéis la sensación de que vuestros dedos son pequeños trapecistas de circo saltando por las cuerdas? ¡Yo sí!

A veces me parece que hacemos saltos dignos de un buen espectáculo de circo y para poder llegar a la nota exacta tenemos que mirar a la cuerda que tocaremos con los ojos bien abiertos. Y además, practicar el salto muchas veces.

Pero la mayoría de las veces no hay que realizar saltos, vamos tocando cuerdas que están cercanas unas a otras y podemos tocar sin mirar al arpa. Necesitamos confiar en nuestros dedos, igual que no vamos mirando al suelo a cada paso que damos, si no, solamente cuando el suelo es irregular o es un terreno peligroso.

Muchas veces nos volvemos locos llevando muy rápidamente la vista de la partitura a una mano y a la otra, pero casi siempre hay una de las dos manos que podemos tocar sin mirar y podemos prestar más atención a la otra.

Os invito a que hagáis la prueba con este pasaje. Cerrad los ojos y tocarlo.

Si os ha salido bien es porque vuestra mente es capaz de calcular las distancias exactas de una cuerda a la siguiente, tanto si es un intervalo grande o pequeño, por tanto, podemos confiar en nuestra mano y prestar más atención a la otra si es necesario.

Que la mente sea capaz de hacer esos cálculos tan complejos, ¡Es maravilloso!, Pero no creáis que es algo mágico e inexplicable. Todo esto es posible gracias a que hemos desarrollado la memoria muscular.

La memoria muscular es la capacidad de nuestro cerebro para hacer cálculos instantáneos sobre la distancia, fuerza, etc, que debe ordenar a los músculos para que éstos lleven a cabo una acción. Por ejemplo, todos subimos escaleras con normalidad pero si visitamos algún edificio antiguo en el que los pasos son más altos que las escaleras actuales, en el primer paso nuestro pie quizá roce el borde del escalón, pero al segundo ya habrá recibido la orden de levantarse un poco más y podremos subir esta escalera con total normalidad.

Cuando hacemos esos ejercicios de tocar terceras, siempre con el pulgar y segundo dedo, o quintas con el tercero y el pulgar, acordes, y otros patrones, lo que estamos haciendo es enseñar a nuestro cerebro esas distancias específicas. Por ello es importante que «siempre» usemos los mismos dedos para la misma distancia. Pongo siempre con «» porque hay montones de excepciones, pero no deben dejar de ser precisamente eso, excepciones.

Si para tocar una octava unas veces uso el cuarto dedo y otras el tercero sin pensarlo, nuestra memoria muscular se hará un lío, lo mismo ocurre con una melodía cualquiera. Ejemplo:

Así que si no queréis tener que hacer acrobacias constantemente, prestad atención a las digitaciones adecuadas y podréis tener total confianza en que os saldrá sin mirar.

Herramientas imprescindibles

Para practicar bien, debemos hacer uso de estos elementos. Deben estar siempre cerca o incluso en el atril si no se va a caer para poder utilizarlos inmediatamente sin tener que levantarnos a cogerlos o ponernos a dar vueltas por la habitación buscándolos.

El reloj sirve para tener un control del tiempo que empleamos y hacer los descansos oportunos. Si hemos hecho nuestro trabajo de planificación del estudio, sabremos que a una obra vamos a dedicarle 20 minutos, y a otra 30, por lo que necesitamos el reloj para poder cumplir con el plan. Ojo con los móviles, son el mayor foco de distracción. Si sóis capaces de mirar el reloj del teléfono sin distraeros con los mensajes, etc. lo podéis dejar cerca para mirar la hora, pero el 99% de la gente se distrae con él así que os recomiendo usar un reloj diferente, de muñeca, de mesa o de pared.

Aprovecho para deciros que el móvil debe estar siempre en silencio y sin lucecitas parpadeando, o incluso mejor, en otra habitación para evitar distracciones. Creo recordar que Joost Willemze en la charla que tuvo con arpistas en Arpaplus 2019 dijo que él lo pone en modo avión cada vez que practica.

La llave de afinar tambien hay que tenerla siempre a mano. Aunque antes de estudiar siempre afinamos el arpa, es posible que alguna cuerda se desajuste a lo largo del estudio y hay que volver a afinarla. También cuando tenemos cuerdas nuevas que hay que afinar continuamente.

El lápiz y la goma son necesarios también para realizar todas las anotaciones oportunas. La próxima semana el artículo se extenderá sobre este punto.

El ambiente: Igualmente importante ya que va a influir enormemente en nuestra concentración. El arpa debe estar en un sitio tranquilo donde no haya gente pasando o hablando continuamente, lejos de pantallas encendidas. Normalmente el salón de la casa no es un buen sitio por todo esto, es mejor en una habitación donde puedas estar tú sola, y que en caso de haber ruido puedas cerrar la puerta. Es muy difícil escuchar tu sonido o tus pensamientos cuando de fondo se oye el robot de cocina, a tus hermanos pequeños gritando y la televisión puesta. Además debe tener una buena iluminación para poder ver tanto la partitura como las cuerdas del arpa y que la temperatura sea agradable; no es bueno tocar con frío ya que los músculos se resienten.

Y por último, ya que pasamos muchas horas con el arpa, es agradable tener ese espacio como un rincón especial para nosotros. Podéis ponerlo bonito con fotos de vuestros conciertos o decorarlo con cositas de vuestros colores favoritos, poner frases que os inspiren,etc. ¡Yo tengo un atril con mariposas!

¡En marcha!

Hoy es 19 de Septiembre, quedan 10 días para el comienzo del curso y si no lo habéis hecho ya, ahora es el momento de comenzar a prepararos para estar a punto para el primer día de clase.

El verano es muy largo y nos sirve para descansar y desconectar de todos los estudios así que ahora debemos conectar de nuevo con nuestro instrumento y la actividad musical.

La idea es empezar poco a poco e ir aumentando la marcha como los antiguos trenes de vapor. Esto es importante, primero porque no queremos que nos salgan ampollas si tocamos mucho rato después de un tiempo sin haber practicado. También porque queremos entrenar los músculos progresivamente para que vayan poniéndose en forma sin sufrir. Y por último para que no nos resulte pesada la vuelta a la rutina.

Podemos empezar con 15 minutos el primer día.

Lo primero es recordarle a nuestro cuerpo los buenos hábitos, sentarse con la espalda recta, hombros relajados, los codos elevados y una bonita colocación de nuestros dedos en las cuerdas.

Yo suelo tocar sólo mf, sin forzar mis dedos y aprovecho para reconectar con la técnica. Hago ejercicios sencillos con una sola mano y muy lento para prestarle toda mi atención a la posición de los dedos, la articulación y la relajación, fijándome en si el sonido es estable. Podéis empezar tocando algunos intervalos, acordes desplegados o grupos de 4 notas (do-re-mi-fa, re-mi-fa-sol, etc).

Cada día iremos aumentando un poco el tiempo de práctica y también la intensidad de los ejercicios.

Otras cosas para hacer a diario son practicar un poco la lectura a primera vista y tocar alguna obra que ya conozcamos muy bien simplemente para disfrutar. Y poco a poco comenzaremos a practicar las obras y estudios nuevos que tengamos.

¡Vamos a por un curso lleno de música!

Reflexiones y reflejos

Una vez Isabel Moretti me dijo: «estoy segura de que estudias mal». Fue en una masterclass en el Conservatorio de Ámsterdam y me lo dijo con mucho cariño, amable como es ella. Pero, ¡cuánta razón tenía!

Durante años, buscando mi camino como arpista profesional, sentí muchas veces que no estaba a la altura por mis inseguridades, pensaba que mis nervios eran una pesadilla que a menudo arruinaba todos mis esfuerzos. Por eso hace mucho que tengo clarísimo que para ser músico hay que trabajar mucho más la mente que los dedos ya que ella puede ser nuestro peor enemigo o convertirse en el mejor aliado que tengamos.

Así que he aprendido a estudiar mejor, y no me refiero a hacer mis ejercicios de técnica o usar el metrónomo, todo eso ya lo hacía antes. Lo que he aprendido es a darle la importancia justa a mis horas de estudio. Lo que haga en ese tiempo se va a reflejar en mis actuaciones, tanto lo bueno como lo malo, ya hablamos de ello en el artículo https://vidadearpista.home.blog/2019/01/15/el-truco-de-las-10-repeticiones/ donde vimos que la práctica hace la permanencia.

Por un lado debemos procurar siempre que nuestro tiempo de estudio sea lo más productivo posible y para ello la clave es ser conscientes de lo que estamos haciendo en cada momento. Si en vez de tocar una y otra vez hasta que «me sale», me paro a pensar qué tengo que mejorar en ese pasaje y cómo voy a hacerlo, qué trucos, ejercicios, etc voy a usar, aprenderé mucho más rápido y mejor.

Os voy a contar una experiencia que tuve hace poco tocando con la banda municipal de Don Benito. Tenía que tocar el solo de Afrodita del Olimpo de los dioses (Obra de Óscar Navarro) y en el ensayo general empiezo a tocar y la parte más compleja me sale bien, pero justo lo que va después, que son unos simples acordes, no. Y mi cabeza ya empieza con su run-run: «esto que era más fácil me ha salido mal, cómo puede ser, me estoy poniendo nerviosa, en el concierto no sé si me saldrá bien, etc) Seguro que os suena. Más tarde, pensando en ello, me di cuenta que ese pasaje de acordes, como era «fácil» en realidad nunca me había salido bien en casa (bien quiere decir limpio, con un sonido claro y ligero como yo quería). Siempre había pasado por esos compases de puntillas (sin ser consciente), sin pararme a trabajar el sonido que quería conseguir. Conclusión: a menudo en el pasado me habré puesto nerviosa y me he sentido mal pensando que todo lo que había practicado se perdía cuando estaba en el escenario, y que los nervios eran algo insuperable, cuando en realidad lo que había practicado se había reflejado tal cual, como un espejo. Ese día aprendí una lección importantísima porque he visto que aunque me ponga nerviosa soy perfectamente capaz de tocar todo tal como lo he practicado. No eran los nervios los que habían arruinado mis conciertos si no mi manera de practicar.

«Estar relajado no es igual a estar concentrado»

Por otro lado, es muy importante trabajar la concentración a diario, porque todo lo que hagamos ayudará a que ganemos confianza en nosotros mismos o la perdamos. Si yo hago un «ensayo de concierto» una semana o dos antes de la actuación y no me concentro y empiezo a tener despistes tontos, me va a quedar la sensación de que no me ha salido bien, que no me sé bien la obra, y eso hará que el día señalado me ponga nerviosa. No sólo debemos practicar la concentración y la preparación mental cuando ya tenemos la obra lista si no desde el primer día que empezamos a leerla. Es importante darnos cuenta que en casa no estamos nerviosos porque no hay público, pero no tener nervios no es igual a estar concentrados. A menudo cuando estamos en casa estudiando, no pensamos ni de lejos en que algún día en el futuro próximo tocaremos esas obras en un concierto y ahí estamos, tan relajados, estudiando en modo automático. Si somos conscientes de que lo que hacemos en realidad es prepararnos para actuar, seremos más exigentes con lo que hacemos y nos esforzaremos en trabajar la concentración y la mente positiva en cada paso del proceso, no sólo al final cuando ya tenemos la obra bien aprendida.

Un consejo que creo muy útil para la práctica diaria es hacer un calentamiento previo en el que ademas de trabajar la parte física con ejercicios de técnica,también tomaremos un tiempo para alcanzar ese estado de concentración óptimo y poder sacar el máximo partido a nuestro tiempo de estudio.

Cada día de estudio es una oportunidad para brillar en nuestros conciertos,
¡¡¡cada día cuenta!!!

Diario de práctica

Como os conté en un artículo anterior: https://vidadearpista.home.blog/2019/02/20/como-aprovechar-la-clase-al-maximo/ un diario de práctica es una herramienta extremadamente útil. Agradeceré siempre a mi profesora Marianne ten Voorde que me inculcara esta idea porque es una manera buenísima de conocer mejor lo que hacemos y cómo lo hacemos cuando practicamos. Desde que me lo enseñó siempre he tenido uno.

Para el diario escogeremos una libreta de tamaño medio, no muy pesada ya que tendremos que llevarla a clase cada semana.
El diario debe ser esquemático, algo que no nos suponga un tiempo extra en nuestra práctica. Basta con realizar anotaciones sencillas de las obras que estamos tocando, incluyendo la parte que he trabajado y el resultado conseguido. Cuanto más sencillo sea, menos tiempo nos llevará escribir y más fácil será recordar lo que hemos hecho el día anterior. Es importante tener el diario siempre junto a las partituras y al arpa para ir escribiendo según vamos practicando.

Ventajas de un diario de prácticas:

  • Saber cada día dónde dejé mi práctica el día anterior y dónde debo continuar.
  • Llevar cuenta de los ejercicios de calentamiento que realizo e ir introduciendo variaciones para no caer en la monotonía y practicar diferentes técnicas.
  • Conocer cuánto tiempo necesitamos para tener una obra lista y así poder planificar mejor nuestro tiempo en el futuro.
  • Saber qué trucos o ejercicios utilicé en el pasado en una obra similar a la que estoy aprendiendo ahora y poder aplicarlos de nuevo.
  • Aprender a gestionar y organizar nuestro tiempo de práctica.
  • Anotar dudas que puedan surgir para recordar preguntarlas al profesor.
  • Ayudar a identificar patrones. Por ejemplo, puedo darme cuenta de que los martes siempre me siento cansada cuando voy a practicar. O que después de estudiar una obra concreta siempre me duele el tercer dedo.
  • Tener claros los aspectos técnicos que necesito mejorar en este momento.
  • Servir de motivación ya que podemos revisar los objetivos logrados anteriormente.
  • Anotar imágenes o ideas que nos hayan surgido al tocar una obra y nos sirven de inspiración para interpretarla.

¿Qué vamos a escribir?

  • La fecha.
  • Técnica. Anotamos los ejercicios que estamos haciendo (escalas, intervalos, arpegios, ejercicios con combinaciones de dedos, acordes con séptima, etc.).
  • Cada obra que estemos trabajando y lo que hemos hecho ese día con ella, así como cosas que nos han quedado pendientes para el siguiente día o puntos sobre los que debemos insistir o poner atención.

En este último punto las anotaciones varían mucho dependiendo de la fase de aprendizaje en que nos encontremos con esa obra:

  • Tendremos obras que están casi terminadas por lo que haremos un repaso general y mejoraremos algunos detalles. Aquí vamos a anotar todos esos puntos que hemos tenido que trabajar y qué recurso he utilizado. Ejemplo: Tema A compás 4, la escala debe ser más regular- Trabajo con ritmos.
  • En otras obras estamos empezando así que anotaremos si la hemos leído entera, con manos juntas o separadas, o si hemos leído un pasaje concreto y hemos estado decidiendo las digitaciones que usaremos para tocarlo. En esta primera fase es muy recomendable anotar en la partitura todas las indicaciones como pedales, digitaciones, corchetes para colocar los dedos en bloque, etc. porque una vez que está anotado sólo tenemos que leerlo a la vez que leemos las notas, y evitaremos hacer el esfuerzo mental de pensar qué dedo voy a poner, o qué pedal hay que mover cada vez que toquemos ese pasaje.
  • En la fase central del estudio haremos el trabajo más minucioso, de manera que junto al título de la obra pondremos en nuestro diario el pasaje concreto que hemos trabajado y lo que hemos conseguido con él o nos ha quedado pendiente. Ejemplos:1) Sonatina, tema A- 2 frases de memoria. El compás 8 todavía no lo toco con seguridad, mañana reforzar memoria en este compás. 2)Sonatina, tema A frase 3- intento subir velocidad pero no funciona, cambio la digitación y ahora sí puedo tocarlo rápido.

Por último es imprescindible llevar el diario a clase porque así la profesora anotará todas las cosas que tenéis que trabajar durante la semana y ejercicios y trucos de apoyo.

Y si no os he dado suficientes razones,
¡ podéis comprar una libreta mona y escribir con bolígrafos de colores!