Concentración

Ah, esa gran palabra, que todos hemos oído con frecuencia. Nos dicen los profesores, los padres, que tenemos que concentrarnos para aprobar, para aprender mejor las lecciones, para meter canastas cuando jugamos con los amigos al baloncesto…

Veamos, ¿Qué es la concentración? El diccionario dice que es la acción por la que nos centramos. Centrarse, nos dice también el diccionario, es dirigir el interés o la atención hacia algo concreto. En inglés se dice focus, que es poner el foco sobre algo. Y además lo opuesto a concentración es distracción, que significa cosa que atrae la atención apartándola de aquello a que está aplicada.

Las palabras que yo destacaría aquí son dirigir y apartar. Dirigir porque la concentración es algo que hacemos conscientemente, no es algo espontáneo que surge de la nada. Y apartar porque parte de la concentración se hace resistiendo a esos pensamientos que nos vienen de repente y que quieren apartarnos de lo que estamos haciendo.

¿Y esto cómo se hace? Pues vamos a poner el foco sobre esto y lo vamos a alumbrar bien para verlo todo claro:

Cuando hacemos cualquier cosa, debemos pensar en lo que estamos haciendo: ponerme los zapatos, hacer la cama, etc. si no, puede que acabe con los zapatos en el pie que no es o con la almohada en el suelo. Lo mismo pasa cuando practicamos, si estamos pensando en el bocadillo que voy a merendar, es bastante probable que lo que toque no sea lo que está escrito en la partitura, y eso me llevará a pensar «no me ha salido, esto no se me da bien, etc». Muchas veces pensamos que no somos capaces de tocar algo, que no tenemos las habilidades necesarias o la técnica, pero en realidad lo único que necesitamos es poner toda nuestra atención en ello. Es así de sencillo. Y lo mejor es que ¡la concentración se practica!

Primero hay que elegir qué parte queremos practicar. Si nos ponemos a tocar la obra de principio a fin, lo que hacemos es pasear nuestra mente y nuestros dedos por la partitura, pero no estamos pensando en lo que hacemos. Puedo por ejemplo elegir un compás en el que siempre me paro.

Lo segundo es decidir qué es lo que necesita mejorar. ¿Es un pedal, una digitación, un salto entre dos acordes? Esto es muy importante, porque no se trata de tocar el compás 88 veces hasta que lo que sea que no funcionaba se arregle por sí mismo, se trata de que con toda nuestra intención, pensemos en esa cosa concreta, y así sólo tendremos que tocarlo unas cuantas veces. Cuando los profesores decimos que hay que tocar un pasaje 5-10 veces, no es un castigo, es precisamente para usar cada repetición de manera consciente, escuchando, colocando los dedos con precisión, atentos a cada nota y a cada movimiento que hacemos. Si en esas repeticiones te estás aburriendo, no lo estás haciendo bien. Si te concentras, no te sobrará un segundo para distraerte en otros pensamientos.

Vamos al trabajo concreto. Por ejemplo, ayer estaba tocando una frase con 4 acordes, los tres primeros iguales y el cuarto cambia. Aquí la cosa parece fácil, como el último es diferente, tengo que poner mi atención ahí. Lo que pasó fue que estaba tan concentrada en el acorde diferente que al tocar, pasaba directamente del primero al último!!! Hay que pensar en todo lo que estamos tocando, poner nuestra mente en cada acorde y cuando estoy tocando el tercero anticiparme un poco para poder reaccionar al cambio a tiempo.

Otra cosa que seguro os suena: «me sale la parte difícil pero luego fallo en la parte que mejor me sé» Claro, has puesto toda tu atención en esa parte más compleja y cuando llega la otra que te sabes muy bien te relajas, y tu atención se va a otra cosa. Nuestra atención debe ir pasando de una frase a la otra y seguir siempre adelante, no quedarnos pensando en la parte que ya hemos tocado. Esto también es bueno a la hora de afrontar obras largas, si yo voy pesando en una frase cada vez, lo llevaré mejor que si pienso que tengo 18 páginas por delante.

Ya os dicho como trabajar con concentración. ¿Y cómo se practica la concentración? Pues concentrándose. Quizá esperábais algún truco mágico o alguna fórmula especial, pero igual que ocurre con cualquier cosa de la vida cotidiana, lo mejor para aprender a hacer algo es hacerlo. Y si no, miradme a mí que llevo cinco días en casa poniéndome rulos para hacerme peinados de los años 50. El primer día me salió una patata de peinado y tardé mucho, pero hoy he tardado menos y el resultado ha sido aceptable. Estoy segura de que si lo hago con frecuencia en las próximas semanas, poco a poco iré mejorando y me quedará cada vez más bonito. Por eso es importantísimo que cuando estamos practicando no sólo practiquemos la música en sí, también debemos asegurarnos de que estamos practicando con nuestra mente puesta en la música. Cuánto más lo hagamos, menos esfuerzo nos costará y cada vez seremos capaces de mantener la concentración por más tiempo. Así cuando llegue el momento real de tocar ante el público, centrarnos en la música formará parte de nuestra rutina y no tendremos que hacer un esfuerzo titánico para llevar a cabo la actuación.

2 comentarios sobre “Concentración

Deja un comentario