Distracción

Ilustraciones de slothilda.com

En el último artículo hablé de la concentración. Como vimos en las definiciones, una parte importante de la concentración es evitar que la mente se distraiga, que se vaya por las nubes.

Vamos a ver dos tipos de distracciones y como lidiar con ellas:

  • Externas: todo aquello que nos rodea y capta nuestra atención. Por ejemplo, cuando estoy estudiando y mis gatos entran en la habitación como un torbellino peleándose. O por ejemplo, los ruidos.
  • Internas: Nuestros propios pensamientos, planes, preocupaciones, que aparecen en cualquier situación y cuando menos te lo esperas.

Con las distracciones externas es sencillo, sólo hay que eliminarlas. Por ejemplo, si yo cierro la puerta mientras estudio, mis gatos no podrán entrar.

Una vez participé en una investigación universitaria de un amigo; querían medir el nivel de estrés que producían los ruidos ambientales y fue muy interesante. Primero te daban una hoja con preguntas sencillas que todo el mundo sabe, como palabras o multiplicaciones, y la respondías en silencio. Después, te daban las mismas preguntas pero mientras contestabas tenías unos auriculares puestos en los que sonaba ruido ambiental: el ruido del tráfico en hora punta, el de una cafetería abarrotada…y os aseguro que fue bastante difícil contestar toda la hoja de preguntas incluso cuando las había contestado bien 10 minutos antes. Además tardé más tiempo en completar la tarea. Por eso, como ya mencionamos en algún otro artículo, es esencial crear un ambiente de estudio que permita a nuestro cerebro estar lo más relajado posible para que pueda prestar atención a lo que estamos haciendo. Esto es clave en el proceso de aprendizaje y memorización. Os dejo el enlace al artículo mencionado por si no lo leísteis en su momento o queréis repasarlo: https://vidadearpista.home.blog/2019/10/30/herramientas-imprescindibles/

Pero, ¿Sabéis lo mejor? Que una vez aprendidas las obras, podemos usar las distracciones para prepararnos para las actuaciones. Recuerdo uno de mis primeros conciertos cuando tenía 16 años, en la iglesia de mi pueblo, estaba nerviosísima ya desde el día anterior y recuerdo perfectamente cómo cuando iba a empezar a tocar oía muchísimos ruidos del público, y además se oían como si hubiera 25 altavoces amplificándolos. En realidad, el público era muy educado y estaban todos en silencio pero mi estado de alerta me hacía percibirlo todo exageradamente. Hoy en día, cuando estoy en el escenario ¡no me entero de nada! Eso es porque durante mucho tiempo he usado todas esas distracciones para entrenarme en mantener mi mente en la música. Para ello podemos:

  • Tocar para nuestra familia y amigos simulando un concierto real.
  • Grabarnos tocando (en esta nos estamos volviendo expertos gracias a la cuarentena 😉).
  • Pedir a nuestros hermanos que nos distraigan a propósito, haciéndonos caras y bailando a nuestro alrededor, cantando a voces…
  • Si la canción que tocas está en Do mayor, tócala en do menor o un tono por encima o por debajo.
  • El otro día escuché una entrevista a una profesora de viola (Molly Gebrian, también especialista en neurociencias) que pone una grabación de la pieza que esté trabajando, la deja sonar durante unos cuantos compases y después empieza a tocar ella sin parar la grabación. Yo no lo he probado nunca, pero lo voy a hacer porque ¡Suena divertido!
  • Cambiar el arpa de sitio, por ejemplo a otra habitación.
  • Tocar en diferentes momentos del día, no a la hora que estamos acostumbrados

Por supuesto, cuantos más trucos pongamos en práctica, mejor sabremos lo que funciona para nosotros y lo que no. Lo ideal es tener una gran variedad de recursos y si los usamos regularmente nuestra concentración se verá fortalecida y estaremos preparados para el éxito.

La próxima semana la dedicaré a las distracciones internas. No dejéis de poner en práctica todos estas ideas y si os apetece nos contáis aquí cómo ha ido.

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